La Autoridad del Parque Marino de la Gran Barrera de Coral (GBRMPA, siglas en inglés) realizó el jueves de la semana pasada el primer sondeo de 2017 en un área situada frente a las costas de las ciudades de Cairns y Townsville, en el norte del estado de Queensland.
David Wachenfeld, director de la agencia, dijo que el análisis “lamentablemente” confirma que ha ocurrido otro blanqueo masivo en la Gran Barrera, un ecosistema de 2,300 kilómetros de largo declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El científico indicó que aún es pronto para saber si sus efectos devastadores serán comparables al del blanqueo del año pasado, considerado como el peor registrado en la Gran Barrera, donde ocurrieron casos similares en 1998 y 2002.
El blanqueo mató el año pasado al 22% de los corales de este ecosistema, aunque el daño ha sido mayor en la franja de 700 kilómetros que se extiende al norte de Port Douglas, donde dos tercios de los corales han sido arrasados.
GOLPENDO SUS ENTRAÑAS.
Los corales mantienen una relación simbiótica especial con unas algas microscópicas llamadas zooxanthallae, que proporcionan a sus anfitriones el oxígeno y una porción de los compuestos orgánicos que producen mediante la fotosíntesis.
Cuando están sometidos a estrés ambiental, muchos corales expulsan en masa sus zooxanthallae, y los pólipos del coral quedan sin pigmentación y aparecen casi transparentes sobre el esqueleto blanco del animal, en un fenómeno conocido como blanqueo.
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